jueves, septiembre 17, 2009

sin tetas jóvenes al aire

El otro día pensaba, no me preguntes por qué, nunca me preguntes por qué, porque no lo sabré, pensaba, dije, mientras cruzaba el gran parque que hay al lado de mi casa, viendo la cantidad de abuelos, personas mayores, en definitiva, viejos, que se agrupan en los bancos, se sientan en los bancos por las tardes, los abuelos, ya relacionamos sentarnos en un banco con tener una cierta edad, no hay niños sentados en los bancos, eso sería una mala señal, habría que vigilar a ese niño, señora, registre de vez en cuando sus bolsillos, puede estar acumulando tizas de colores que coge cuando la profesora está despistada, que para qué las coge, me dice, eso se lo tendrá que preguntar usted a su niño, ahora mismo estoy pensando en una posible película de terror en la que los niños ocuparan el lugar de los abuelos en los bancos, centenares de niños sentados en los bancos de los parques, las manos cruzadas, columpios y toboganes oxidados por el abandono, niños quietos en bancos, quizá moviendo suavemente sus piernas, que todavía no llegan al suelo, les cuelgan las piernas, niños quietos en bancos con las piernas colgando, así pasarían las tardes en la peli de terror, y simplemente eso sería el terror, esa sería la imagen amenazante, no hace falta violencia para que el terror acuda a nuestra mente, lo único que necesitamos es enfrentarnos a algo desconocido, algo que no entraba en nuestros planes, algo que no está ni en su sitio ni en su momento, es decir, fuera de contexto: ya en la cama, de madrugada, te despierta un ruido en el comedor, te diriges para comprobar qué ha sido y allí, sentado en el sillón, un hombre se está tomando una coca-cola y unas patatas, y esa imagen, fuera de contexto, no significaría más que eso: un hombre disfrutando de un refresco y unas patatas, pero la cuestión es que a este hombre lo rodean una serie de variables que son: tu casa, la madrugada y el anonimato del hombre, aunque incluso el no saber quién es el hombre no sería tan importante, en la escala del terror, como lo es el lugar y la hora, es decir, el contexto, me repito, y tú, debido al miedo que te invade, quizá no podrías articular palabra, o quizá sí, y le preguntarías ¿qué hace usted aquí?, porque el miedo nos hace educados, y él te miraría y te contestaría algo obvio como estoy aquí, tomándome una coca-cola y unas patatas, y tú seguirías y le rogarías, con la educación que el miedo te ha concedido, ¿puede salir ahora mismo de mi casa?, y él te contestaría sí, ahora mismo me voy, y se iría, y no sé a qué venía todo esto, voy a releer, decía arriba de todo que viendo la cantidad de abuelos que se agrupan en los bancos y los pocos niños, en proporción, que juegan en el parque, pensaba que no era extraño el cabeza de cartel elegido para las fiestas mayores de este bendito pueblo: Manolo Escobar, he buscado su edad: 78 años, el día del concierto, el parque al lado de mi casa, que es donde actuó, se convirtió en un pequeño Woodstock (sin tetas jóvenes al aire), desde mi casa no se escuchaba la música, sólo el murmullo de gente, que actuaba como las hueveras de una habitación insonorizada a lo amateur, si el cabeza de cartel de las fiestas de tu pueblo tiene 78 años, algo pasa en tu pueblo, incluso en tu portería algo puede estar pasando, pero pensando en la edad del Escobar y en lo que podría o no estar pasando en mi pueblo, me dije: no hay que preocuparse, viladecanense de a pie: Leonard Cohen ha sido cabeza de cartel en Benicàssim este año, tiene 75 años, y más aún: Neil Young, cabeza de cartel del pasado Primavera Sound, 64, así que, mirándolo de esa manera, esto quiere decir que, viladecanenses, no queda otra, y nosotros sin saberlo, todos juntos: ¡Viladecans es cool (joder)! 
¿Para cuándo un especial Viladecans en Ànima

1 comentario:

Ángel dijo...

¿Sólo tiene 78 años? Si te consuela te diré que a las fiestas de Granollers tambien vino creo que hace dos años o el año pasado.Aquí tambien dejalos estar!!