viernes, diciembre 21, 2007

anagrama


(Quizá en este texto hablo de Dios. Y hablo de cosas de mi vida que quizá no te interesen lo más mínimo. Lo digo por si tienes cosas que hacer. Aunque, ahora que lo pienso, si has entrado en este blog es porque no tienes nada más que hacer).

Hace unos días celebramos una misa por mi abuelo, porque se fue, te acuerdas que te lo dije.
Fuimos a la iglesia y lo único que recuerdo es que hacía frío. Las iglesias son siempre lugares fríos.
Mi abuelo no era muy religioso, por no decir nada. Supongo que la misa la quiso mi abuela. Yo hubiera preferido sentarme a ver crecer el césped. Pero bueno, son cosas que hay que hacer.
No lloré nada. No sé por qué, pero no lloré nada. Creo que es porque estuve casi toda la misa desconectado de lo que decía el cura. Sólo volvía en mí cuando el cura pronunciaba el nombre de mi abuelo, como si fuera un perro dormido al que llaman de lejos.
Me pasé casi toda la misa intentando hacer un anagrama con el letrero de SAGRARI. No sé si es que soy muy imbécil pero no pude hacer ninguno. ¿Puedes tú?
De fondo oía a gente cantar de vez en cuando. Y me levanté y me senté sin saber por qué unas ocho veces.
Luego está la cuestión de Dios.
Dios, ¿qué es Dios?
Intenta explicárselo a un niño de diez años, si es que levanta la vista de la PSP.
¿Cómo se puede explicar hoy en día a Dios? ¿Alguien que nos protege? ¿Un ser superior? ¿Pero que no podemos ver? ¿Por qué? ¿Acaso no existe? ¿Sí? ¿Pero si no lo puedo ver? ¿Está en todas partes? ¿Si no voy a trabajar, él irá por mí?
Escribe Dios en el guguel. Aparecerán unas 45.000.000 de entradas en menos de un segundo. Y la mayoría serán lo más parecido a una secta. ¿Es a eso a lo que se resume Dios?

Para mí, Dios es un momento.
Suele ser bueno.
Ese momento que se queda ahí, en tu memoria, para siempre.
Ese momento es Dios.

Hay más, seguro, pero estos, sin seguir un orden, son algunos de mis Dios en mi vida:

- Todos los meses de agosto con mi familia en los apartamentos Miró de Begur.
- El viaje a Collioure, a visitar la tumba de Machado, cuando escuché a Paco Ibáñez por primera vez. (Gracias Lumi y Adolfo).
- El once de septiembre de 2001 y I'm the ocean
- Los paseos por la noche con Tomás, el 7eleven.
- El momento en que mastico el arroz de mi abuela y la tortilla de patatas de mi madre.
- El verano del 97 en Almería con Ángel y su familia.
- El viaje a Londres con Mireia.
- El viaje a E.U.A. con mis padres y mi hermana.
- El día en que mi profesora Margarita nos contó una leyenda de Bécquer. (Gracias Margarita).
- Los viernes en casa de mi tía, durmiendo en el sofá plegable.
- El 23 de diciembre de 2006, por la noche, con el frío.

He dicho que hay muchos más, claro. No es que los que haya escrito sean los más importantes, sino los primeros que me vienen a la cabeza. No quiere decir que haya olvidado al resto de Dios de mi vida. Siempre dando explicaciones.

Y Dios es eso, he dicho.

Este fin de semana no voy a actualizar porque trabajo demasiadas horas como para considerarme ser humano.
Este fin de semana no será Dios, ya te lo digo ahora.
Estoy hasta los mismísimos cohones de Miguel Bosé y de Serrat y Sabina juntos. Si un día los veo por la calle espero que no se me acerquen porque los mato a patadas (esto es un guiño cinéfilo, ¿qué peli?).

Feliz Navidad, y todo ese rollo de siempre, del año nuevo y eso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡magnolia!

"esto no, por favor, esto no puede ser una cuestión de azar..."

me encanta.

(anda bedmar, a veure si escrius!)

-

Leer algo tuyo es Dios para mí.
Y también los agostos en Begur en general; y en particular, salir a bailar 'milcampanassuenanenmicorazón' con la piel caliente por el sol.
y los viernes noche en aquel maravilloso sofá-cama (está claro que no habrá otro igual).
te quiero.

Anónimo dijo...

ah! y comer petit-suises mirando el coche fantástico en la tele!