El otro día,
ayer,
el profe de teórica de la auto escuela,
lautoescuela,
un chaval que dice asín,
haiga y
¿qué hay que hacer si me se para el motor?
dijo una frase
reservada
a los grandes.
Él no se dio cuenta,
cómo se iba a dar cuenta
si estaba escribiendo
carril contigüo
en la pizarra,
pero acababa de enunciar
una frase trágica y mítica a la vez.
Cuanto más sepamos, peor.
Dijo.
Y
el tiempo
se paró
y
sus palabras
cayeron al suelo
como una piedra
al fondo del mar
que levanta
una humareda
l
e
n
t
a
y
ahuyenta
a los peces
que
duermen
allí,
en el abismo.
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