martes, enero 09, 2007

ejercicio 5

Aquí dejo el nuevo ejercicio que entregaré mañana. Quizá el más incómodo de hacer y el menos agradecido, sobretodo cuando me digan que no era exactamente así como se tenía que hacer. Se trataba de escribir una escena cuatro veces utilizando cuatro estilos diferentes: directo, indirecto, indirecto libre y directo libre. La escena, como podréis ver, es lo menos importante, no hacía falta inventarse una trama espectacular sobretodo porque sólo nos dieron un máximo de diez líneas. Espero que con el ejercicio se vea la diferencia, sino, mal vamos. La narración no cambia, sólo el planteamiento de sus pensamientos. Este tipo de ejercicios me recuerdan a las escalas en piano: odiosas pero necesarias.

Estilo directo
Sergio caminaba a zancadas antes de bajar las escaleras del metro. Antes de deslizarse sentado en la barandilla, esquivó de un salto a un vagabundo, al vagabundo que vivía ahí. Maldito vagabundo, ¿por qué no te mueres y dejas de molestar?, pensó Sergio mientras saltaba para no tocarlo. Luego se giró y lo miró con odio. El vagabundo le devolvió una mirada que no decía nada. Al llegar al andén, se sentó y esperó a que llegase el metro. Mirando la vía pensó en su padre, en aquella persona que desapareció un día cuando él era pequeño, para no volver nunca más. Quizá ese vagabundo es mi padre, pensó mientras veía llegar el metro. ¿Y qué más da?, siguió hablando para sí mismo.

Estilo indirecto
Sergio caminaba a zancadas antes de bajar las escaleras del metro. Antes de deslizarse sentado en la barandilla, esquivó de un salto a un vagabundo, al vagabundo que vivía ahí. Pensó que maldito vagabundo, que porqué no se moría y dejaba de molestar, mientras saltaba para no tocarlo. Luego se giró y lo miró con odio. El vagabundo le devolvió una mirada que no decía nada. Al llegar al andén, se sentó y esperó a que llegase el metro. Mirando la vía pensó en su padre, en aquella persona que desapareció un día cuando él era pequeño, para no volver nunca más y también pensó que quizá ese vagabundo era su padre. Luego siguió hablando para sí mismo y pensó que qué más daba.

Estilo indirecto libre
Sergio caminaba a zancadas antes de bajar las escaleras del metro. Antes de deslizarse sentado en la barandilla, esquivó de un salto a un vagabundo, al vagabundo que vivía ahí. Ese vagabundo, ¿por qué no se moría y dejaba de molestar? Sergio saltó para no tocarlo. Luego se giró y lo miró con odio. El vagabundo le devolvió una mirada que no decía nada. Al llegar al andén, se sentó y esperó a que llegase el metro. Mirando la vía pensó en su padre, en aquella persona que desapareció un día cuando él era pequeño, para no volver nunca más. Quizá ese vagabundo fuese su padre. Tampoco le importó demasiado.

Estilo directo libre
Sergio caminaba a zancadas antes de bajar las escaleras del metro. Antes de deslizarse sentado en la barandilla, esquivó de un salto a un vagabundo, al vagabundo que vivía ahí. Maldito vagabundo, ¿por qué no te mueres y dejas de molestar? Sergio saltó para no tocarlo. Luego se giró y lo miró con odio. El vagabundo le devolvió una mirada que no decía nada. Al llegar al andén, se sentó y esperó a que llegase el metro. Mirando la vía pensó en su padre, en aquella persona que desapareció un día cuando él era pequeño, para no volver nunca más. Quizá ese vagabundo es mi padre. ¿Y qué más da?

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