martes, enero 02, 2007

no me importa caminar (parte 5 de 5)

El mundo no se acaba cuando lo dejas con una modelo de lencería francesa.
Porque el mundo no se acaba nunca. No tendremos esa suerte.
El mundo siempre empieza.
Hoy.

Excepto lo del niño Jesús de la primera parte, todo lo que he escrito sobre mi vida es cierto. Así que si lo que más os gustó fue esa anécdota, sabed que es inventada.
Si un día me preguntáis para qué coño escribo sobre mi vida en el blog si a nadie le interesa os responderé: por eso mismo. Si mi vida le interesara a alguien no la contaría en mi blog, publicaría un libro y al menos podría costearme una T-10 para coger el Nit Bus. Aunque no me importa caminar. En absoluto. Y menos cuando voy a sitios donde me quedaría más rato. Por eso cuento mi vida en el blog. Porque no me importa caminar. Llegados a este punto, ahora, si alguien me pregunta para qué coño escribo sobre mi vida en el blog si a nadie le interesa, le responderé: porque no me importa caminar.
Si otro día me preguntáis por ese rollo de los propósitos para este año os responderé: sacarme el carnet de conducir y ser mejor persona que el año pasado. Para lo primero tengo un coñazo de libro que estudiar y muchos euros ahorrados para gastar en prácticas. Para lo segundo, el libro está descatalogado y no hay dinero que valga. Así que veo más fácil esto último.
Si al tercer día me preguntáis qué pienso hacer con mi vida cuando se me acabe el contrato el próximo dieciocho de este mes, os responderé: no tengo ni idea. Me gustaría tener las cosas claras, la verdad, me gustaría tener planes y todo eso y que cuando esto lo leyese mi padre o mi madre se sintiesen orgullosos de mí y por la noche me dijeran he leído en tu blog que te han ascendido y te vas a comprar un piso, nos lo podías haber dicho antes de escribirlo, nos alegramos mucho, hijo, pero no, no tengo ni idea de lo que voy a hacer, qué queréis que os diga.
El charco soy yo, el hombre con la sierra en el abdomen soy yo, el que mira meñiques soy yo, el que se encuentra a un hombre en la cocina soy yo. No puedo contar historias sin contarme a mi. Y eso es algo que debería aprender, lo sé. Y quizá cuando aprenda a hacer eso, querrá decir que tenga las cosas más claras y sepa lo que quiero hacer con mi vida. O quizá no, vaya tontería.
En fin, poco más da de sí mi vida. De hecho, cinco partes son muchas. Con dos ya hubiera bastado. Infancia y actualidad hubiese sido lo correcto. Pero bueno, como soy un peliculero, pues mira.
Ahora es muy tarde, o muy temprano. Y, si os digo la verdad, estoy muy contento. Y cuando estoy contento escucho música triste. Es una manía.
Ya tengo preparados los siguientes temas antes de irme a dormir:
“The partisan” de Leonard Cohen,
“Black is the color of my true love’s hair” de Nina Simone,
“Ruby Tuesday” de Rolling Stones, y
“Stand in my way” de Micah P.Hinson.

Y fin de la historia.
Mañana será otro día.
El sol saldrá y luego se pondrá.
Y el mundo empezará otra vez mañana.

Y desde aquí te mando un beso.
Mira, lo tenía que hacer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Rebota el beso y te vuelve a ti...