Hoy he pensado en la muerte.
No es una cosa que haga habitualmente, sólo cuando estoy muy feliz. Y cuando ha habido una amenaza de bomba en el centro comercial donde trabajas. En estos dos casos suelo pensar en la muerte. Pero no pienso en ella como en algo triste sino como algo enigmático y extraño. Click-clack, apaga la luz que nos vamos, sí, ya está, ya se ha acabado, habéis llegado tarde, NO, por qué, negro, frío, ciprés, lluvia, el sol no calentaba cuando ella murió, vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Hay que aceptar a la muerte porque es parte de la vida. Y una mierda, acéptala tú. Pero, ¿por qué tememos a la muerte? Bueno, ¿tememos a la muerte? Yo creo que no. Tememos el dolor y, casi siempre, el dolor de quien nos quiere. Una de las peores cosas de morirme sería no poder consolar a alguien que esté llorando por mi (en el caso que esto sucediera). Pero no para aparecerme ante ella y decirle cariño, no te preocupes, aquí estoy bien, siempre te querré, en plan Patrick Swayze como le gustaría a mi madre, no, sino para despedirme con amor de aquella persona, quizá con un abrazo largo. Sólo he vivido la muerte de dos familiares y, en los dos casos, una de las miles de cosas que sentí fue eso, no haberme podido despedir, no haberles dicho que los quería aunque nunca se lo hubiese dicho antes. Supongo que es eso, decir te quiero la noche de antes.
Pero la muerte, lo malo que tiene, es que no da hora ni día de visita. La muerte es un médico con la bata negra sin agenda y sin consulta. La muerte es el jefe de aquel trabajo donde dejaste el currículum mientras pensabas no sé para qué lo dejo en esta mierda de empresa, ojalá no me llamen. Lo malo es que este jefe cabrón no pierde ningún currículum. Y esa mierda de empresa llamada muerte no va a cerrar nunca. Es más, abren una cada dos por tres. Seguro que habéis visto el logo alguna vez, una M amarilla que se ve a kilómetros cuando vas en coche por una autopista. Seguro que lo habéis visto. Pues esa es.
Y esta que aquí desvelo es su política de empresa:
Justo antes de nacer, aún en el útero materno, la muerte te hace la primera visita. Aunque odia la placenta, lo lleva con resignación. La muerte siempre hablará en primera persona del plural, así que no seas patético y busques a más gente mientras te esté hablando porque sólo estáis tú y ella. Una vez allí dentro, le haces un lado y ella te empezará a hablar y, en unos cinco minutos, te explicará como va a ir todo: mira, ahora vas a salir ahí fuera, te vamos a dejar aquí unos años, que vivas más o menos depende de ti, aunque no siempre, casi nunca, vamos, pero bueno, lo que iba diciendo, te dejamos aquí unos años, tú creces, te alimentas, te diviertes, aprendes cosas, viajas, te relacionas, conoces a gente que tendrá tus mismas instrucciones en el bolsillo, ya nos hemos encargado de eso, te enamoras, trabajas porque necesitarás dinero, eso sí, es una de las putadas que no te habíamos dicho, pero bueno, ya que estás aquí, tú sigues trabajando para pagar, claro, no trabajarás por placer, eso tenlo claro, bebe vino, y absenta, pruébala, toca la nieve sin guantes, cierra los ojos y luego imagina que no tienes dedos, besa a quien quieres no a quien quieras, acaricia, sonríe, cuida, escucha, escucha el doble de lo que hables, por eso tienes dos orejas y una sola boca, abrígate los pies cuando haga frío porque si se te congelan no podrás andar a refugiarte, eso también tenlo claro, aunque muchas de estas cosas las olvidarás, porque lo sabemos, porque sois así, que ya lo hemos visto muchas veces, ya las irás aprendiendo poco a poco, nosotros te las tenemos que decir, está en el contrato, mira, aquí abajo en pequeño, bueno, luego te lo lees, esta copia es para ti, sigo, haz deporte, muévete, haz que tu sangre se mueva ágil por tus venas, cuida tu salud, joder, te estamos avisando, que más, claro, escucha música, la música que quieras, la que te apetezca, es recomendable que no te dejes influir mucho por alguien porque quizás te estés perdiendo algo, escucha y disfruta, no tengas miedo de decir lo que te gusta y lo que no porque a la larga lo pagarás, lo mismo con las películas, míralas, llora, ríe, levántate y vete si no te gustan, y lo mismo con todo el arte del mundo, forma tu propio criterio y ese será el válido, pasa de Harold Bloom y toda esa mierda, vive, chaval, te estamos diciendo que vivas, aunque no nos estés entendiendo te estamos diciendo eso, habla, comunícate con los demás porque los vas a necesitar, incluso al más cabrón lo vas a necesitar algún día, ya verás, aunque ahora digas que no, te lo digo porque llevamos muchos años haciendo esta mierda de trabajo y hemos visto hacer muchas gilipolleces, mira, estás a punto de salir, a ver, qué más, bueno, se nos olvidan un montón de cosas, pero no te preocupes, está todo escrito aquí, coge esta copia, es para ti, nos vamos, ah, y sobretodo, se me olvidaba otra vez, lo más importante, si quieres a alguien, díselo cada día. Ya te llamaremos. Suerte.
1 comentario:
Quizá yo también debería estar durmiendo.
Pero estoy despierta, delante del ordenador y me he quedado hipnotizada leyendo.
No me sale nada más.
Tengo un SÍ gigante en la mente.
Porque es eso.
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