viernes, enero 25, 2008

Zubizarreta es etarra

Viernes 25 de enero de 2008

Estimado señor terrorista islámico:

Me dirijo a usted ahora que conozco sus intenciones de hacerme volar por los aires en cinco pedazos en cuanto menos me lo espere.

Le pediría al menos una cosa, ahora que conozco sus intenciones de mutilarme dentro de un metro, ahora que empiezo a desconfiar de aquel pakistaní que me vendía el falafel cuando estuve viviendo en Barcelona.
Y si empiezo a desconfiar sé que sólo es por mi culpa, porque soy un occidental lleno de prejuicios.
Porque decir que el pakistaní al que le compraba la Coca-Cola cuando se me acababa es un terrorista porque es pakistaní es como decir que Zubizarreta es etarra porque es vasco.

Sé que sólo es un prejuicio.
Pero esa es nuestra historia moderna, una historia llena de prejuicios.
A saber lo que piensa usted de mí.

Ya lo dijo Einstein: "Es más fácil desintegrar un átomo que una idea preconcebida".

Los argelinos son carteristas, los negros delincuentes, así en general, menos Eto'o, los chinos matan a sus familiares y luego los meten en neveras y luego los trituran para hacer el rollito de primavera, los rumanos son mafiosos, los rusos, alcohólicos de vodka, los brasileños fiesteros, los colombianos traficantes, menos Shakira, los americanos estúpidos como su presidente, los australianos...los australianos... están boca abajo, los ingleses toman el té a las cinco, los franceses son gilipollas y las francesas no se depilan el sobaco porque son unas frescas, los italianos unos exagerados que hablan gritando por la calle y llevan gafas de sol grandes, los catalanes unos tacaños, los madrileños tocan el organillo por la calle a la más mínima, los vascos etarras, claro, y además llevan todos boina, los andaluces unos juerguistas más o menos como los brasileños pero, además, con siesta, los gallegos siempre están tristes por lo de la lluvia y eso, y yo, yo soy simplemente un gilipollas más, como todos los que se dedican a contar su vida en blogs y se creen que les importa a alguien y forman la comunidad blogger de los cojones.

Sé que sólo es un prejuicio, decía, pero ayer fui en metro y había un pakistaní con un móvil. Supongo que le estaría enviando un sms a alguien, o estaría mirando cuántos contactos tenía, o estaría buscando aquella canción de bollywood para ponerla a toda ostia, o estaría haciendo lo que hagan los pakistaníes con sus móviles pero ayer, digo, cuando me di cuenta de que el pakistaní estaba manejando un móvil, sólo pensé en una cosa: voy a volar por los aires en cinco pedazos.
Por suerte, o el pakistaní no era un terrorista como usted o no le funcionó el sistema detonador y ahora le puedo estar escribiendo esta estupidez, estimado señor terrorista islámico.

Para finalizar, y como decía al principio, el motivo de esta misiva era el de pedirle al menos una cosa: el día que decida inmolarse y hacerme saltar por los aires en cinco pedazos, dentro de un metro de la línea 3 le pediría, repito, que, al menos ese día, pague el billete, y así nadie pueda decir después de la tragedia algo así como ...y encima se coló.
Me daría mucha rabia que la gente se quedara con esa idea de usted y que desde ese día todos dijéramos que los pakistaníes no pagan el metro.

Me despido, estimado señor terrorista islámico, no sin antes decirle que, gracias a usted, yo y los míos a partir de ahora caminamos más.

Un abrazo.
(Sin apretar mucho, no vaya a ser).

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