Borges es el escritor más complejo que puedas leer. Al menos a mí así me lo parece.
Además escribe de tal forma que no deja al lector hacer otra cosa que no sea leer. Quiero decir que uno cuando lee algo puede desconectar algunos segundos, todos lo hacemos, yo lo hago, tú lo haces, él lo hace, nosotros lo hacemos, vosotros lo hacéis y ellos lo hacen. Todos. Puedes hacer desconexiones, más largas o más cortas, dependiendo del interés de la obra. Por ejemplo, cuando lees este blog puedes pensar en si ya habrá acabado la lavadora, te pueden llamar por teléfono y luego seguir leyendo, saltarte líneas, incluso puedes pensar en el Yeti, que es el máximo grado de desconexión que se conoce.
Con Borges no puedes desconectar de la lectura ni un nanosegundo porque estarás perdido en un laberinto y aquí no existen alas que valgan. Hay que empezar de nuevo.
Pasa algo parecido con Cortázar, aunque no tiene nada que ver.
Pero es que Borges se sale a la hora de rocanrolear con las palabras.
A mí Borges no me gusta, lo voy a dejar claro desde el final, pero reconozco que cada vez que leo algo suyo es como si me inyectaran una sobredosis de cultura que me deja en coma como a Uma en Pulp Fiction.
Entonces podría decir que Borges sí que me gusta, es cierto, pero, en contra de lo que se podría esperar digo que a mí Borges no me gusta.
El Aleph me gustó y cuando la profe me preguntó que qué me había parecido así se lo dije. Pero también le dije que yo le quitaría diez (10) páginas y lo dejaba en unas tres o cuatro. Me dio la razón aunque me dijo que todas las partes de ese cuento eran importantes y tenían relación entre sí.
Durante las tres (3) horas analizando el cuento de Borges me sentí bien, sentí que eso era lo que quería hacer en ese momento, que no había otra cosa mejor que hacer. Con esto no quiero decir que me considere un tipo culto ni nada de eso, ya que cuando veo Operación Triunfo siento lo mismo, siento que no tengo otra cosa mejor que hacer, que no hay nada mejor que hacer en el mundo, sólo ver Operación Triunfo. Y con esto tampoco quiero decir que ver OT sea de incultos y leer a Borges sea de cultos. La cultura no está ni en la tele ni en libros sino en la percepción que cada uno haga del mundo que le rodea.
Con esto no quiero decir nada, nunca quiero decir nada, supongo que te has dado cuenta.
Yo sólo quería decir que el otro día estuvimos tres horas analizando El Aleph de Borges y me sentí bien.
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