El único caso que se conoce de bostezo permanente (oscitâre continuum ) es el de Frank Kiessling, un joven ciudadano de Stuttgart, en el s.XVIII.
Una mañana, al despertar, Frank bostezó para desperezarse.
Y así permaneció durante cinco años.
Pronunciando todas las vocales como si fuesen una a.
1 comentario:
Espero que esto te lo hayas inventado vilmente...
En otro orden de cosas, coincido totalmente con el Minessotta Herald Tribune :)
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