sábado, junio 30, 2007

espadas

Un día su mujer le dijo que ya no le quería, que no había otro hombre, simplemente ya no le quería. Él la miró extrañado mientras desayunaba bacon y huevo. La miró como se mira a alguien que crees conocer pero no sabes de qué. Ella estaba de pie junto al cubo de la basura, su vista perdida por la ventana. Afuera, en el jardín, unos niños jugaban a matarse con espadas de plástico.

John R. Kassid
Pequeños cuentos y otras fatalidades, 1972-1975

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