Una mujer está sentada sola en una casa.
Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto.
Golpean a la puerta.
No os voy a engañar, me hubiese gustado escribir este micro relato.
Es más, daría mi meñique izquierdo por que fuese mío.
Qué rabioso estoy.
El autor es Thomas Bailey Aldrich y desde hoy forma parte del selecto grupo de autores que saquearé en breve de cualquier librería.
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