A veces se me olvida cómo se anda.
Y entonces sólo puedo andar hacia atrás, esperando un golpe de memoria y diciendo "cuidado" a la gente que no me espera en su camino.
Y cuando ando para atrás vuelvo a los sitios donde estuve ayer y todo lo nuevo que quería ver hoy no lo puedo ver porque voy para atrás y sólo veo las cosas que acabo de ver. Todo lo que veo es lo mismo.
Mi abuela es la única que se alegra de esta enfermedad porque le gusta que vaya a visitarla para contarme las mismas cosas que me contó ayer.
Y andar para atrás no es fácil. Por mucho que mire, muchas veces no veo bien donde pongo los pies y vuelvo a pisar los mismos charcos y las mismas mierdas con las que vuelvo a decir mierda alargando la e.
Y las collejas ahora son ostias en la cara.
Y los adioses holas.
Me tropiezo contínuamente con los bordillos, que me parecen más altos, los mismos que ayer había bajado tan fácilmente, casi sin pensar que estaban ahí.
Y todo esto me sucede a diario, suele durar horas y a veces me ocurre mientras duermo, cosa que prefiero porque, aunque sueñe que estoy andando para atrás, para bien o para mal, un sueño es un sueño.
Mi médico me ha dicho que no me preocupe, que se me pasará, que tiene que ver con el desarrollo del cerebro, cosa que no me ha tranquilizado.
Yo lo único que quiero es que un día mi cerebro evolucione por completo y llegue a ser una persona normal, una persona que no pise charcos ni mierdas, una persona que piense las cosas que hará mañana sin tener el miedo de volver a repetir las que hizo hoy.
3 comentarios:
Lamentablemente, la esperanza es lo último que se pierde. Si pudiera una vivir sin esperanza, tal vez podría abrazar el cómodo conformismo. Ea...Dejemos lo de "ser normal" para mejor ocasión y centremosnos en nuestra resistencia al condicionamiento clásico. Como cantó Santiago Auseron "La vida es una noria: Unas veces vas subiendo, otras veces vas bajando, pero el rio de la vida sigue sonando...". Quién diga que en esa piedra sólo tropezó una vez, que la levante y la tire primero.
Lamentablemente, la esperanza es lo último que se pierde. Si pudiera una vivir sin esperanza, tal vez podría abrazar el cómodo conformismo. Ea...Dejemos lo de "ser normal" para mejor ocasión y centremosnos en nuestra resistencia al condicionamiento clásico. Como cantó Santiago Auseron "La vida es una noria: Unas veces vas subiendo, otras veces vas bajando, pero el rio de la vida sigue sonando...". Quién diga que en esa piedra sólo tropezó una vez, que la levante y la tire primero.
Ves? Es la enésima vez que publico una entrada dos veces porque vivo en la parra! JA!
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